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Queriendo introducir el sistema en el reino, creó el mayorazgo. Vinculados los bienes a un todo, el propietario quedaba en usufructuario, obligado a esforzarse por medrar las rentas, de libre predisposición, estando en la imposibilidad de procurarse ingreso extraordinario, al no poder pignorar los recursos raíces. En la viudedad y en 1363, Urraca Osorio de Lara compró a su cuñada Beatriz, viuda de Pedro Ponce, la mitad de Bollulos y la dehesa de Montañina. Habiendo corrido los vecinos de La Palma la mojonera, Pedro I les obligó a reponerla en su lugar. No aparece en la documentación ni en las crónicas rastro de la causa, que logró mudar a los Guzmanes, cuando se produjo la escisión de Enrique de Trastamara. Hijo de Leonor de Guzmán, amante de Alfonso XI que ejercitó de reina, a la desaparición de la madre, escuchó los consejos que dio antes de ser ejecutada. Huyó a Francia, quedando su hermano gemelo Fadrique , al servicio de Pedro I. Desconfiado, tras departir amablemente en el Alcázar de Sevilla, le tendió emboscada al salir, en el Patio de Banderas del Alcázar de Sevilla, rematándolo en lo personal.
Concreto y materialista, le preocupaba comprender lo que ocurría de tejas abajo, si le tocaba, no dudando de la presencia de las cosas materiales, ni de los otros hombres, interesándole por los que tenían imperio sobre su propio yo. Engañaba con convicción, sin hacer abstracción de la verdad ni dejarse mentir por sus patrañas.
- Derrotado y muerto Budebuz, Yusuf fue proclamado rey de Fez y Marruecos, perdiendo el rango de Miramolín, por quedar a los almohades el norte de África, de Túnez a Egipto.
- Entregadas Algaba y Alaraz como fianza, al haberse truncado el matrimonio, se creía el fallido esposo con derecho a retener el adelanto.
- Legal convocatoria, asamblea y resultado, no lo fue la actitud de Enrique IV, que al no acatar el mandato, desencadenó la guerra civil.
El 28 de mayo de 1396, estando en sus casas de Sevilla con Lorenzo Suárez de Figueroa, Juan Alonso de Guzmán concertó el matrimonio de su primogénito, que no tendría arriba de 6 años, con Teresa Orozco, la mayor de las hijas del Maestre de Santiago, niña de 4 años. No estando los chicos en edad de enamorarse, el padre prometió representando a la pequeña, que se daría por esposa «fasta treynta días después» de que «oviese complido syete años», casando en «faz de la yglesia», velaciones incluidas, un mes después de rebasar los 12.
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M., Mateu, 1920, 24 x 17 cm., plena piel, escudo dorado en la tapa previo, contracantos dorados, conserva cubiertas auténticos, 47 pág. De aquella etapa de la guerra, el de Niebla sacó el señorío de Garrobillas de Alcorneta con barca de pasaje y los agregados del castillo de Rocafreda, Cañaveral, Santiago y el Gamonal, lote desgajado de los recursos que fueron secuestrados a Enrique de Aragón. Lo recibió en 1432, con condición de respetar el usufructo vitalicio de la reina Doña Leonor, concesión oportuna, ya que celebrados los desposorios de su hija María en 1434, llevó en dote la mitad pro indivisa del señorío extremeño. Con 18 años cumplidos la novia, la boda con Enrique Enríquez se festejó por “palabras de presente”, incluyendo velaciones, empezando la pareja vida matrimonial, de inmediato. Es seguramente el Conde tuvo novedad de las relaciones del hijo, disimulándolas por prudencia elemental. En tiempos de agitación de la Iglesia, la intimidad con no creyentes podía traer consecuencias. Andaba Juan por los 19 años, cuando Martín V, papa único tras el cisma prolongado de Iglesia bicéfala, arremetió contra los monjes de San Isidoro del Campo.
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Recuperada la plaza, Abul Malik quiso seguir sus conquistas, cometiendo el fallo de meterse en el Guadalquivir. Desembarcó en el Bodegón del Rubio, cayendo en escaramuza tendida en el río Patrite, por un puñado de caballeros cristianos, entre aquéllos que figuraba Juan Alonso de Guzmán, el hijo de Guzmán el Bueno. Siguió la derrota de la armada castellana de 1340, a manos de la armada del Rey de Marruecos, en la que murió el Almirante Alfonso Jufre Tenorio, la derrota de los moros en el campo de Tarifa, cerca del río Salado y la conquista de Algeciras, en 1344.
Tampoco soñaron la unidad de Andalucía, los que formaron parte de la cruzada de 1212 que penetró en Andalucía, derrotando al rey de Marruecos, que lo era de Al – Andalus, en las Navas de Tolosa. Fernando III conquistó el reino de Sevilla en 1248. No continuó en Granada, prefiriendo pactar frontera para la eternidad, con el compañero musulmán, que corrió por los pueblos de Cádiz, llamados «de la Frontera». Los cristianos formaron parte de guerras entre moros, como socios de una facción o de las dos, de estar igualmente enfrentados, como los moros en las guerras de cristianos. No pasó por la cabeza del Rey Santurrón, despedir a la población musulmana de Sevilla. Concedido a la localidad el Fuero de Toledo, en el preámbulo agradeció la buena voluntad de una población, que le abrió las puertas.
Sabían los Guzmanes que en sus manos, la villa no tardaría en recobrar su prosperidad, siendo otra vez el puerto abierto al planeta, al que acudiesen mercaderes en busca de pescado, aportando paños, aceros, brea y otras cosas, que no generaba el reino. La alegría de tener sucesor en la casa fue corto. Apenas pronunció oración conexa, Juan adquirió reputación de tarado, quizá por decir lo que no estaban familiarizados a percibir los mayores.
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Juan Alonso se metió con otros caballeros en la fortaleza de Alburquerque. Y los enriqueños hispalenses en Carmona, refugio de rebeldes en precario, tomado de forma fácil por asalto. Pedro decapitó a los grandes, entre los que figuraba Pedro Ponce, Señor de Marchena, ahorcando a los pequeños, Urraca Osorio de Lara, madre del Guzmán “traidor”, paró en la hoguera. Cuenta la leyenda que Leonor Dávalos, una de sus damas, se arrojó a las llamas, aturándose con su señora. Cerca de 1307, el Guzmán estuvo en la Corte, pues asistió a la desagradable entrevista en que Juan Núñez, manifestó al rey la intención de “desnaturarse”. A 28 de agosto, estando en Burgos, Fernando IV le otorgó privilegio, imposible sin negociación previa. Deseando devolver Zafra y Falconera a Badajoz , le dio a cambio Vejer, villa perdida en la costa Gaditana, aislada del interior de Andalucía por pésimos caminos.
La dinastía es conocida por el condado que le dio el padre, traspasado a Du Guesclin, en prueba de agradecimiento. No habiendo topónimo en el reino que sea correcto a Trastamara, probablemente el origen de la dignidad esté en el cargo de Teniente de Trastamara, que en 1192 ejercía el Conde Gumiz en el reino de León, siendo posible que las rentas del condado, por cierto abundantes, procediesen de allende la mar. Fallecido el Infante D. Juan que pretendió el trono, con asistencia de Portugal y Granada, lo reclamó Alfonso de la Cerda, heredero del malogrado primogénito de Alfonso X, con asistencia del rey de Aragón.
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De haberle procurado beneficio, hubiese envenenado la atmósfera y las aguas, poniendo bajo riesgo la continuidad de la vida, en aras del “progreso” de la economía, especialmente nuestra, construyendo las máquinas de matar, como en nuestro tiempo. Pero al estar fuera de su alcance misterios que los alquimistas, de haberlos alcanzado, se guardaron de difundir, hubieron de resignarse a elegir señor docto y justo, que informado en cuestiones demedicina y meteorología pudiese sanarles, librándoles de la peste y también indicando el tiempo de la sementera. Esto no impide que visto desde un presente, cuya visión se detiene en la inmediatez, el hombre medieval que proyectaba bosques sembrando bellotas, en previsión de futuro fuera de su alcance, construyendo para la eternidad, quede en original incomprensible. Las resoluciones de rastreo de UPS detallan el progreso de tu envío en todos y cada fase del trayecto, ya sea en tu ciudad o en el mundo entero. Encuadernación en medio de una piel de la época, con tejuelo, no guarda rústica original.
Hubiese rechazado el trato un castellano, pero no un hombre de Allén Mar, que sostenía fructífera relación económica, con la patria de origen. Arma política la historia, el medioevo se presenta como pasado lóbrego, de siervos maltratados y explotados; señores atroces, insaciables y tan poderosos, que rivalizaban con los reyes, a los que corresponde el papel de defensores de la justicia, pues representan al poder superior y son forjadores de naciones. El pueblo en general queda en la amalgama supersticiosa y crédula, doblegada a nigromantes, mílites fogosos y reyes ávidos de victorias, siendo la guerra contra el «moro» antecedente glorioso del nacionalismo español, prolongada por ocho siglos, en honor de la unidad patria.
Valor popular la “limpieza de sangre”, no quiso el andaluz ser ciudadano de segunda, condenado a padecer el estigma de llevar sangre musulmana o judía. “Solucar” y otras villas de donación real, han quedado a Juan Alonso, que sucedió al padre. Propiedad la mitad de lo gananciales de la viuda, quedaron bajo administración de María Alphón, que testando en nombre del marido, los distribuyó en su testamento. Convocada junta de la “Hermandat” de Andalucía en Peñaflor, el 23 de abril de 1320, Juan Alonso no fue invitado, pero sí María Alphón.
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Sancionarlas quedaba en prudencia elemental, ya que no agacharse a los acuerdos adoptados, llevaba tácita la pérdida del trono. Derogado este derecho por los Reyes Católicos, no quedó constancia de que fuese ejercido antes de 1465, sepa que deja a los historiadores calificar de “patraña”, las Cortes de Ávila. Legal convocatoria, reunión y resultado, no lo fue la actitud de Enrique IV, que al no acatar el mandato, desencadenó la guerra civil. Diego de Haro, señor de Vizcaya, apellidado «el Bueno» como el Guzmán, murió en 1310, estando en la cerca de Algeciras. En su testamento mandó vender Mires y Trigueros, señoríos a trasmano, segregados de la jurisdicción de Niebla, que le dio el rey, para pagar los sufragios por su el alma. En 1346 Juan Alonso adquirió Veas, firmando la escritura García de Gallegos.
Prueban las geniales relaciones de Alonso de Guzmán con Jaime II, breve pero explícita correo, que coincide con el hecho. Defendió el Guzmán Andalucía de los granadinos, penetrando en Portugal en la guerra de D. Juan, en la medida en que María de Molina, madre de Fernando IV, buscaba la paz, cediendo al rey portugués Serpa, Moura y Mourón. Estaba el Guzmán con el tutor Infante D. Enrique, en el momento en que entrada de moro, se resolvió en batalla, deteniendo el Guzmán a la tropa musulmana, mientras el Infante se refugiaba en Arjona. Reflejado el hecho en la crónica, diríase que continuado camino, encontraron a la reina en Astudillo. Asistió Diego de Haro, señor de Vizcaya, asimismo en guerra con Castilla, interviniendo Alonso Pérez en las diálogos de paz. Selló la firmada con Portugal matrimonio de Fernando con Constanza, infanta portuguesa, asistiendo Alonso Pérez a la boda en Alcañices.
El acto se celebró el 2 de mayo de 1434, en la privacidad y a puerta cerrada. Gastón de la Cerda, hermano de la novia, que contaba 12 años, firmó renuncia a Huelva y los florines, adjuntando promesa de pagarlos, caso de dejar sus progenitores la deuda, pero se abstuvo de ayudar a la ceremonia. Antes de vocalizar el «sí», María solicitó con la mirada una última licencia paterna, que dio el Conde con ligera inclinación de cabeza, consignando el escribano el trueque de gestos protocolarios. Como era de rigor, las capitulaciones matrimoniales incluyeron renuncia de María de la Cerda, a las lícitas materna y paterna, sin trampas ni alusiones inciertas, quedando pensado que en caso de no procrear el matrimonio, la dote revertiese a la vivienda.
Siendo deseo del rey beneficiar al arrepentido, los jueces fallaron a favor del despojado. El Guzmán restableció sin resistencia, ni albergar rencor. Habiendo estado en Francia el suficiente tiempo para observar el sistema, Enrique entendió las virtudes de los señoríos unitarios y también indivisibles, administrados como entidades económicas, en frente de los dispersos de Castilla, en que cada pueblo era explotado como célula aislada, susceptible de convertirse en objeto de especulación.
Del rey le interesaban los favores; de la guerra el premio, fuese estado, botín o paga. Caballeros, escuderos y peones no vacilaban en mudar de campo, estando en puertas de la guerra, para ser útil al que mejorase la oferta.
Enrique entró por Calahorra, con la hueste de Du Guesclin, caballero francés originario de Pau, que ejercitaba de mesnadero y salteador de caminos. No iban las cosas como hubiera deseado el Trastamara, cuando Pedro, fiando en su corpulencia, quiso dirimir la cuestión dinástica en riña cuerpo a cuerpo, que sucedió en Montiel. Derribado Enrique y con Pedro encima, Du Guesclin, que jamás supo palabra de las leyes de la caballería, dando la vuelta a los contendientes cambió la historia, realizando del Trastamara rey fratricida, a la manera vieja.